Estos
poemas
los desencadenaste tú,
como se desencadena el viento,
sin saber hacia dónde ni por qué.
los desencadenaste tú,
como se desencadena el viento,
sin saber hacia dónde ni por qué.
Son dones del azar o
del destino,
que a veces
la soledad arremolina o barre;
que a veces
la soledad arremolina o barre;
nada
más que palabras que se encuentran,
que se atraen y se juntan
irremediablemente,
que se atraen y se juntan
irremediablemente,
Son
dones del azar o del destino...
Pedro
Guerra
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